→ En las casas más exclusivas, donde el diseño y la naturaleza se encuentran en un mismo plano, hay una constante que no cambia: la piedra Bali. Este revestimiento originario de Indonesia se ha convertido en un clásico contemporáneo para piletas con paisajismo tropical, bordes integrados y una estética natural que evoca tranquilidad, sofisticación y frescura.
En las publicaciones especializadas y en los jardines mejor diseñados del país, la piedra Bali aparece como la opción indiscutida para quienes buscan un efecto visual tipo “laguna natural”. A diferencia del celeste artificial de las piscinas tradicionales, esta piedra volcánica ofrece un color esmeralda intenso al contacto con el agua, logrando un acabado más orgánico y envolvente. Seca, su apariencia es clara y neutra; mojada, despliega matices verdes desparejos que la vuelven hipnótica.
- Belleza, funcionalidad y resistencia
→ Las razones detrás de su permanencia no son sólo estéticas. La piedra Bali tiene propiedades técnicas que la vuelven ideal para piletas: es poco porosa (no absorbe agua), antideslizante, tolera cloro y sal, no se recalienta fácilmente al sol y su mantenimiento es mínimo. Se presenta en piezas modulares de 10 x 10 cm, lo que facilita la colocación, incluso en curvas o superficies irregulares.
Puede usarse tanto en pisos sumergidos como en muros internos, cascadas o bordes, y combina muy bien con materiales como madera, cemento alisado o vegetación frondosa, reforzando la estética de resort que muchas casas buscan replicar. Además, su superficie porosa oculta manchas menores y su color se mantiene inalterable con el paso del tiempo, a pesar del sol o los químicos.
- Un revestimiento que marca tendencia… y la trasciende
